Escribe: Julio C. Nieto – Más que un día, fueron tres, la primera bajo la presidencia de Juan C. Onganía, la segunda durante el tercer gobierno de Peron y la última, bajo la Junta Militar.
Iniciaba 1968 y dos cartas secretas de la diplomacia británica son desclasificadas.
En ellas se confirma, lo que hoy seria impensado, Gran Bretaña estuvo a punto de devolver las islas Malvinas a la Argentina.
En la primera, un alto funcionario ingles, Paul Gore-Booth, le escribió entusiasta al secretario privado de la reina Isabel II, Martin Charteris, para anoticiarle que las negociaciones argentino-británicas por las islas estaban progresando.
Allí, Gore-Booth le sugirió al secretario de la reina la conveniencia de que la soberana visitara la Argentina durante la gira por América latina a finales de aquel año.
Estos acontecimientos, previo a la guerra de 1982, reveló también la existencia de un memorándum de entendimiento de ambos gobiernos.
La desclasificación de aquellas cartas confirman el acercamiento que ya había revelado, después del conflicto, el ex embajador argentino en Londres, Eduardo McLoughlin (funcionario de Onganía), en declaraciones periodísticas, donde aseguraba que el gobierno del Reino Unido reconocería la soberanía argentina sobre las islas Malvinas a partir de una fecha acordada.
El proceso debía hacerse después de los cuatro años y antes de los diez. Y es que a fines de 1968, el secretario británico lord Chalfont cruzó el Atlántico para visitar Buenos Aires y Malvinas. Y ya en las islas, les sugirió a los kelpers que la mejor opción para su futuro sería aceptar el traspaso de soberanía a la Argentina.
Todo ésto parecía posible después de que en 1965, las Naciones Unidas instaron a ambas partes, a través de la histórica resolución 2065, a abrir negociaciones por la soberanía de las islas.
Pero esa no sería la última vez que los británicos aceptarían negociar algún tipo de acuerdo por el archipiélago.
En los años 70, precisamente en junio de 1974, bajo el gobierno del Gral. Perón hubo un segundo intento cuando una comisión parlamentaria inglesa que había estudiado durante varios años la situación geopolítica de las islas, consideraba que el potencial económico (reservas de gas y petróleo) no serían aprovechadas sin la cooperación de la Argentina; por lo que había que llegar a un acuerdo con cuanto antes.
Una burla de la historia hizo que el Gral. Perón falleciera tres semanas después y las negociaciones se desvanecieran durante el gobierno de Isabelita.
La tercera es la vencida
Con la llegada de la primer ministro conservadora Margaret Thatcher, Londres reavivó la conciliación diplomática. En 1980, el subsecretario de Estado británico, Nicholas Ridley, realizó una propuesta de retroarriendo o leaseback, que permitiría a nuestro país administrar las Malvinas en proceso de décadas (hoy ya recuperadas de haber avanzado bajo diplomacia). Pero la Junta Militar consideró la propuesta: inaceptable.
La guerra de 1982 apiló en las sombras las cartas y otros documentos que demostraban la voluntad de ambas naciones a cooperar, desencadenaron en la historia que todos conocemos.