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La columna de Julio Nieto: Belgrano, el economista camuflado

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Julio Nieto

Escribe: Julio C. Nieto:

Sobre los colores de la bandera, la historia nos presenta dos versiones.

En sus “Memorias Curiosas” el joven Juan Manuel Beruti (hermano de Antonio) narra que los colores celeste y blanco, fueron adoptados por primera vez durante las Invasiones inglesas (1806-1807) por el Regimiento de Patricios. La otra versión, señala que los colores,
eran símbolos borbónicos, precisamente de la casa de Fernando VII, por entonces rey de España.

Durante las jornadas del 22 al 25 de mayo de 1810, siguiendo con las “Memorias” de Berutti, se sabe que los patriotas identificaban a los adherentes a la Revolución de Mayo otorgándoles unos cintillos celeste-blancos en sus casacas y sombreros.

El 27 de febrero de 1812, a orillas del Río Paraná, Manuel Belgrano ofició al gobierno la bandera argentina donde la izó por primera vez.
En 1816, el Congreso de Tucumán adoptó la misma por ley, agregándole más tarde el Sol de Mayo (1818).

El 20 de junio, se conmemora su día en honor al fallecimiento del propio Belgrano en 1820.

La historia es prácticamente esa. Ahora, lo que muchos desconocen es que el Belgrano militar, educador y creador de la Bandera Argentina, fue además un gran economista.

Cada 21 de septiembre, en nuestro país se celebra el Día del Economista, fecha en que se recuerda el día en que Manuel Belgrano asumió como primer secretario del Real Consulado de Buenos Aires en 1794.

En Salamanca, Belgrano se acercó a la economía mediante una academia fundada por Ramón Salas y Cortés, en la que trabajaban las ideas económicas de Antonio Genovesi (1712-1769), un referente del Iluminismo italiano.

Si bien se asocia al prócer con el liberalismo inglés o francés, lo cierto es que las ideas económicas de Belgrano sobre el liberalismo devienen de la propia Escuela de Salamanca, que en el siglo XVI fue la usina económica más importante de Europa. Hombres como Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, Tomás de Mercado, entre otros influyeron notoriamente en el pensamiento de Belgrano, del mismo modo que influyeron en John Locke y Adam Smith, aunque este último no hace referencia a ellos.

Belgrano fue, sin dudas, uno de los pioneros en traer a estas tierras las ideas del liberalismo más tradicional, derivadas de la fisiocracia y de Adam Smith, pero no se convirtió en un liberal puro. Su pensamiento fue variando, al punto de aparecer por momentos contradictorio. Belgrano desarrolló un pensamiento ecléctico, en el que mezcló la fisiocracia liberal con la escuela italiana (más proteccionista) […]

Belgrano era un liberal a la española, de formación escolástica. El primer trabajo de economía publicado en el Río de la Plata fue el texto titulado “Comercio”, que reunió varios escritos de Vieytes, Belgrano y otros, que habían sido publicados en los periódicos que fundaron o en los que colaboraron póstumamente.

Creía que el interés era el único móvil del corazón del hombre, y que bien manejado, podía ser de gran utilidad. Consideraba al trabajo, como la única forma de inserción en la sociedad, y que “una vida ocupada preserva de todos los vicios y males”. […]. Exaltó el valor de la agricultura como madre e impulso vital del proceso económico de producir agregando valor a los bienes del suelo, para luego comerciarlos. Como la agricultura, el comercio debía ser libre; el Estado se reservaría el rol de promotor desde la educación y la construcción de caminos, canales, puentes y muelles.

Fue, sin dudas, uno de los pioneros en traer a estas tierras las ideas del liberalismo más tradicional, derivadas de la escolástica, la fisiocracia y la Escuela Clásica de Smith.

Se puede afirmar que Belgrano fue un liberal en tiempos de no liberales. Sus ideas alimentarán a Moreno, otro liberal, tristemente asociado a un raro progresismo post mortem, que nada tiene que ver con su Plan de Operaciones o las Memorias escritas por su hermano.

El liberalismo a la argenta se inaugura, aquí continúa con los hombres de Mayo, varios independentistas de Tucumán como Fray Oro, la Generación del 37 para ser finalmente llevada a cabo después de Caseros con la Constitución definitiva (1853-60).

Lo que sigue es otra historia…

 


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