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JULIO NIETO | Historia de una maldición: por qué ningún Gobernador de Buenos Aires llegó a Presidente de la Nación.

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Escribe: Julio C. Nieto  –  La provincia de Buenos Aires cuenta con una población de casi 18 millones de habitantes. Define cada elección nacional y la Cámara Baja (Diputados); pero, créase o no, una maldición impide a los gobernadores bonaerenses ser presidentes.

Iniciamos con una excepción. Eduardo Duhalde. Con la particularidad, que no fue por el voto directo, de hecho cuando participó en 1999 y 2011, quedó en segundo y tercer lugar. La crisis del año 2001/2002 llevó al Congreso a elegirlo como Presidente para completar el mandato de Fernando De la Rúa.

La Provincia, madre de todas las batallas.

Buenos Aires, o La Provincia, como se la conoce electoralmente representa el 40% del padrón electoral en cada elección nacional.

Su historia es una semblanza aparte o paralela a la de nuestro país. De ser la pata dominante, a la rebelde de no integrar la Confederación, la primera gran «Grieta» de nuestra historia, la llevaron adelante La Provincia y el Interior, generalmente asociadas a los federales, aunque los federales porteños o «bonaerenses» eran muy diferentes. En fin, una antinomia histórica que jamás se resolvió y prevalece en otros aspectos, desde lo económico (coparticipación) hasta lo cultural («Dios atiende en Buenos Aires»).

Hasta 1860 nuestro país fue una Confederación. Gracias a la gestión de Juan B. Alberdi como Canciller y a dos batallas históricas: Pavón y Cepeda, Buenos Aires se integró a la República Argentina.

Sin embargo, la provincia dominante verá en el ex presidente Bartolomé Mitre (1862-1868) cómo su último gobernador en llegar a la presidencia.

La Maldición

La historia se traslada en los años post 1880. Cuenta la leyenda que, la noche de la fundación de la ciudad de La Plata, Julio Argentino Roca mandó a profanar la piedra fundacional para que una bruja de Tolosa creara un maleficio que le impidiera a Dardo Rocha (principal contrincante del Zorro) llegar a presidente de la Nación.

Los roquistas fueron a buscar a una bruja, a la que apodaban “la Tolosana”, por vivir en Tolosa, y en una noche de San Juan, del 23 al 24 de junio se realizó un extraño rito alrededor de la bóveda donde habían colocado la piedra fundamental.

El objetivo era que Rocha no llegase a la primera magistratura. La mujer desplegó una serie de extraños ritos, giró en sentido contrario a las agujas del reloj, tomó vino y hasta orinó en el lugar.

Según la leyenda, la “bruja de Tolosa” al profanar el monumento fundacional de La Plata en su ritual lanzó una maldición para que ni Rocha ni ningún otro gobernador bonaerense llegaran a la Presidencia.

Intentos fallidos

Dardo Rocha murió sin ser presidente e inauguró la maldición que lleva su nombre, que fue sufrida hasta ahora por otros 8 mandatarios que se sentaron en su sillón, pero no pudieron llegar al de Rivadavia.

Desde ese momento, ningún gobernador llegó a presidente: fue Miguel Juárez Celman quien ganó el sillón de Rivadavia en lugar de Rocha.

Luego Guillermo Udaondo perdería contra Manuel Quintana.

Luego, dos veces sería derrotado Bernardo de Irigoyen.

A Marcelino Ugarte le fue peor, porque fue derrotado en tres oportunidades: contra Quintana, Sáenz Peña e Yrigoyen.

José Crotto era el candidato cantado para 1922, pero su provincia fue intervenida.

Manuel Fresco no pudo serlo tras caer en dos ocasiones.

Rodolfo Moreno estuvo por serlo pero el golpe del 4 de junio de 1943 echó por tierra sus sueños presidenciales.

Juan Perón se ocupó de que Domingo Mercante no lo fuera.

Oscar Alende, gobernador durante el gobierno de Frondizi no pudo ser presidente ni en 1963, en 1973 ni en 1983.

Antonio Cafiero fue derrotado por Carlos Menem en internas; Eduardo Duhalde intentó en 1999 y en 2011 y Daniel Scioli fue derrotado en las elecciones generales del 2015.

En fin, dicen que las brujas no existen, pero que las hay, las hay.


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