La continuidad de Marcela Losardo como ministra de Justicia es su decisión personal y política. Alberto Fernández insiste en su continuidad en el Gabinete Nacional, mientras Cristina Fernández de Kirchner se mantiene en silencio y deja que sus alfiles en el Gobierno juren que la ministra más cercana al Presidente ya es historia.
A diferencia de María Eugenia Bielsa y Ginés González García, Losardo no dio razones al jefe de Estado para forzar su renuncia. La ministra es eficiente y no puso una mesa de entrada VIP cerca de su despacho para beneficiar a sus conocidos de Comodoro Py y la Corte Suprema.
Losardo es amiga del Presidente desde hace cuarenta años, compartieron estudio de abogados y está en perfecta sintonía con su intención de reformar al Poder Judicial. Es más, no cree que Alberto Fernández haya girado hacia el kirchnerismo duro por su cuestionamiento institucional y político a Comodoro Py y la Corte durante la Asamblea Legislativa.
“Alberto (Fernández) no giró a posiciones extremas. Se hartó de buscar un diálogo lógico con el Poder Judicial, y no lograr nada. Eso explica su discurso en el Congreso”, dijo la ministra en su círculo más cercano.
Cristina Fernández de Kirchner imaginó que Losardo patrullaría los despachos de Comodoro Py y la Corte Suprema para convertir en papel picado toda la evidencia que hay en su contra en casos emblemáticos como Hotesur, Los Sauces y Obra Pública. CFK cree que es inocente y que las pruebas concurrentes son el fruto prohibido de la doctrina del lawfare.
La ministra terminó rápido con el raptus imaginativo de la Vicepresidente, y desde ese momento se transformó en un blanco móvil del Instituto Patria y sus dependencias anexas en el Senado y la propia cartera de Justicia. Losardo no actuó sólo por sus propios reflejos institucionales: el Presidente respaldó esa decisión política.
Sin embargo, Losardo sabe cómo funciona el poder en épocas de crisis políticas. CFK agravó a su estilo el discurso de Alberto Fernández en la Asamblea Legislativa, y esa decisión de la Vicepresidente empoderó a sus alfiles que olfatearon una posibilidad inédita en 15 meses de Gobierno: coronar a uno propio en la cartera de Justicia.
Losardo quiere renunciar por hastío. Y el jefe de Estado le pide que permanezca en el cargo por razones políticas. Los dos amigos, compinches en la facultad, presentaron sus razones. Y Alberto Fernández contaba hasta anoche con su permanencia en el Gabinete Nacional.
Aún se deben un diálogo definitivo.
Hay dos argumentos políticos que podrían mantener en el cargo a Losardo. Evitar que el Instituto Patria ocupe la cartera de Justicia y que a continuación el vínculo institucional entre el Poder Ejecutivo y los tribunales sufra una colapso inédito en 37 años de democracia.
Losardo comparte estos razonamientos. Y por eso cavila acerca de su futuro en el Gabinete Nacional. No quiere dejar solo a su “amigo Alberto”, y hasta ahora no dio el paso al costado. Aunque en los aledaños del Vacunatorio VIP le facturan que nunca estuvo cerca de Justicia Legítima y en las cercanías del kirchnerismo duro filtran nombres de candidatos para sucederla cuando todavía piensa qué hacer.
Alberto Fernández aún sostiene a Losardo como ministra de Justicia. Todo depende de ella. Y de nadie más.
Fuente: Infobae.com