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COLUMNA | Saber de Sabores: Hernán Alassia nos cuenta la relación entre alimentos y religión

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Hernán Alassia planteó su columna semanal en torno al vinculo entre alimentos y religión:

La alimentación es un hecho complejo y diverso que trasciende lo meramente biológico para convertirse en un fenómeno multidimensional. En ella interactúan la biología y las respuestas adaptativas desarrolladas en cada contexto, determinado por el tiempo y el lugar.

Más allá de su función nutricional, la alimentación es también un fenómeno social, cultural e identitario. Nos remite a un conjunto de clasificaciones y reglas que ordenan el mundo y le otorgan significado. A través de la alimentación, se expresan manifestaciones del pensamiento simbólico, reflejando creencias, valores y tradiciones.

El ser humano ha desarrollado siempre alguna idea acerca de la vida, la muerte y el universo en el que habita, colocándose así por encima de los afanes de la vida diaria. En este sentido, en todas las culturas, las elecciones alimentarias están condicionadas por un conjunto de creencias religiosas, prohibiciones y concepciones dietéticas que establecen lo que es bueno o malo para el cuerpo. De hecho, todas las religiones o sistemas de creencias articulados contienen algún tipo de prescripciones alimentarias. Estas regulaciones pueden estar dirigidas tanto al bienestar físico como a la pureza espiritual, de manera que ciertos comportamientos alimentarios sean considerados necesarios para alcanzar la santidad, mientras que otros se asocien con la perversión o el pecado.

Las religiones rigen la alimentación en distintos sentidos, aunque la mayoría de las veces lo hacen mediante restricciones. Algunas limitan las cantidades de alimento ingeridas, otras prohíben determinadas categorías de productos o reducen el placer de comer, ya sea de forma permanente o en ocasiones específicas. Si bien no todas, muchas religiones –sobre todo las de carácter monoteísta– consideran la alimentación como un acto carnal y pasional, que puede oponerse a la trascendencia y al predominio del espíritu sobre la materia, valores esenciales dentro de estas doctrinas.

En este contexto, la religión, junto con la tecnología, la economía, la organización social y los procesos de aprendizaje, ha desempeñado un papel fundamental en la adaptación del ser humano a su entorno. A lo largo de la historia, las normas alimentarias han proporcionado seguridad y sentido en la relación del ser humano con el mundo, reforzando su identidad y sus vínculos con lo sagrado.


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