El líder pegó un faltazo inesperado. En su primera vez en la era profesional en el Claudio Tapia, extrañamente brilló por su ausencia y Barracas Central logró un triunfo histórico.
Es que ese River que venía arrasando a sus rivales tanto en la LPF como en la Libertadores mostró una cara diferente, pálida y desdibujada, con una rotación que Martín Demichelis sintió necesaria desde lo físico y lo mental, pero que desde lo futbolístico no le funcionó y le dejó muchas dudas a futuro más allá de que las chances de ganar el título sigan intactas aunque no pueda gritar campeón ante Colón.
Cuando el técnico dice que le sobran apellidos para armar la lista de concentrados, tiene razón. El problema surge cuando esas fichas con poco uso se juntan en un 11. Como pasó en el último antecedente ante Atlético Tucumán (ayer repitieron ocho de aquel 11 inicial), las segundas y hasta terceras opciones como Maidana, Elías Gómez, Paradela y Rondón demostraron que no están al altura. A todos se les notó la falta de fútbol y hasta de confianza y quedó en evidencia que cuando no se entremezclan con los titulares, la diferencia de nivel es abismal.
El 5-3-2 inicial de River para tratar de aprovechar una cancha con espacios reducidos y un campo diferente al del Monumental le hizo la vida muy fácil a Barracas.