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Murió Alejandra Darín, reconocida actriz y presidenta de la Asociación Argentina de Actores
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Presidenta de la Asociación Argentina de Actores y hermana de Ricardo, contaba con una extensa trayectoria que empezó en su infancia y que tuvo en las ficciones de Polka su pico de mayor popularidad
“Con inmenso desconsuelo despedimos a nuestra querida compañera Alejandra Darín, Presidenta de la Asociación Argentina de Actores y Actrices. Con una trayectoria como actriz de más de medio siglo en teatro, cine y TV, se destacó también por su incansable defensa de los derechos de nuestro colectivo artístico y su profunda sensibilidad social. Acompañamos a sus hijos Antonia y Fausto, a su hermano Ricardo, familiares y seres queridos, abrazándolos en este duro momento”. Así comienza el comunicado difundido esta mañana por la Asociación Argentina de Actores, dando cuenta de la muerte de la actriz, de 62 años. Las causas del deceso aún no fueron reveladas. Rápidamente, las figuras del mundo del espectáculo, la cultura y la política recurrieron a las redes sociales para despedirla.
Su vocación se manifestó desde sus primeros años: a los 5 había aparecido como la hija de Jorge Porcel en televisión y a los 9 debutaba con papel propio en La selva es mujer, junto a Leonor Manso y Víctor Hugo Vieyra. No había caso, era herencia genética nomás, la misma de su hermano Ricardo, y otorgada por partida doble: Renée Roxana y Ricardo Darín (padre), hacía años que transitaban ese camino, y ella se enamoró de la actuación.
Mientras se sucedían los papeles, Alejandra se acostumbró a vivir con la presencia intermitente de su papá, que estaba separado de su madre desde antes que ella tuviera memoria; sin embargo, cada encuentro, cada charla, era para la actriz una lección de vida. Como aquella vez que la miró a los ojos y le dijo: “Nunca le prives un placer a tu corazón”. En ese contexto su hermano, Ricardo Darín, muchas veces ofició de padre, lo que propició una relación iinquebrantable.
Ella, que amaba a la televisión con todo su ser, sufría cuando veía que los canales preferían comprar telenovelas extranjeras en lugar de jugarse por un proyecto propio, que le diera trabajo a muchos actores, actrices y técnicos de nuestro país. “Hay un tipo de empresario al que sí le interesa y al que habría que darle posibilidades para producir, con menos impuestos y más facilidades. Hay impuestos que son muy altos y que resultan caros frente a la oferta de los productos que entran de Turquía o México, por ejemplo. Eso se solucionaría poniendo un impuesto a las novelas que entran, que no tienen, y sacando impuestos a la producción nacional. Estamos en un momento en el que a nadie le importa la producción nacional. Da mucha lástima”.
La otra cara de la moneda, lo que le llenaba el alma de satisfacción, era ver a sus hijos, Antonia y Fausto, triunfar también en el difícil mundo del arte. Alejandra Darín murió como vivió: luchando hasta el final, convencida de lo que hacía, feliz de la familia que había formado y que la había formado. Y, aunque su modestia le impedía reconocerlo, orgullosa de haber aportado a un legado imborrable, tanto en el espectáculo como en la cultura argentina.