La inflación dada a conocer el viernes por Indec inquieta al equipo económico y encendió las alarmas en la Rosada. El repunte de los precios de febrero toma notoriedad cuando la baja de la inflación (y el control del tipo de cambio) es el principal capital que tiene para mostrar la administración libertaria en materia económica. Con la estabilidad inflacionaria, exponen, se traza un panorama a futuro de previsibilidad para la planificación tanto de empresas como para las familias. Sin embargo, los últimos registros evidencian la dificultad de cumplir su meta inflacionaria de romper el piso de 2%.
Los 2,4 por ciento de subas de febrero pueden ser poco si lo comparamos con las alzas mensuales de 2024, o inclusive de los últimos cuatro años, pero significa un traspié en contraste con las expectativas generadas por la actual administración. Ya que la tendencia bajista es la consecuencia directa del “ajuste más grande de la historia de la humanidad”, tal como repite el ejecutivo. En efecto, si el promedio de las subas de los precios no se sitúa en torno a 1% para lograr una inflación anual alrededor de 20 por ciento, como pronosticó Caputo, el ajuste no cumplirá su objetivo y sólo dejará un sabor amargo.
Justamente en busca de apaciguar los precios de febrero el equipo económico bajó a mitad de enero el ritmo de la devaluación. Llevando de 2% a 1 por ciento a la suba del dólar oficial. Con este anclaje del valor del tipo de cambio buscaban un efecto en los precios internos que no se dio. Contrariamente, este abaratamiento del dólar contribuye a profundizar la apreciación cambiaria en un contexto en el cuál el valor de la divisa norteamericana comienza a hacer ruido.
La inflación de febrero no siguió el camino que le mercó el gobierno, la brecha cambiaria comienza a incrementarse y la expectativa devaluatoria crece, lo cual puede presionar a los precios. En el sentido de que cuando la economía no acumula dólares y la brecha entre las diferentes cotizaciones es grande las empresas arman sus precios proyectando una devaluación futura. Es decir, se adelantan a la debacle.
¿Entra en duda la tendencia bajista de la inflación?
Al desglosar la medición de Indec surgen dos indicadores de importancia con incidencia negativa para el bolsillo de los consumidores. Por un lado, la inflación núcleo -aquella que mide el corazón de las subas al no tener en cuenta los bienes y servicios que pueden distorsionar el índice como son los precios regulados y los productos cuyo precio varía por la estación del año- fue de casi 3%. Es decir, no sólo superó al nivel general de precios, sino que estuvo arriba de la inflación núcleo del mes de enero, lo cual puede suponer una tendencia al alza que se manifieste también en marzo.
Por otro lado, los alimentos escalaron también más que la inflación general lo cual significa un encarecimiento de la canasta básica. Inclusive, esto se dio a pesar de que las verduras bajaron su precio más de un 10 por ciento en relación a enero, lo mismo ocurrió con otros bienes estacionales que desaceleraron. Ocurre que esa baja fue neteada por incrementos de la carne que fueron cercanos al 10%. En conclusión, los alimentos en su conjunto subieron 3,2%. De esta manera, la inflación general acumula 5% en los dos primeros meses del año y los alimentos escalan por encima en el mismo período.
El ritmo de inflación atenta contra la recuperación del consumo masivo
Para el Instituto de Estadísticas y Tendencias Económicas de Córdoba que midió para febrero aumentos en línea con los dados a conocer por nación el viernes, el consumo masivo se ameseta en correlación con el estancamiento de la baja de la inflación. Si bien el volumen de ventas de los almacenes medido por el informe aún muestra números en rojo, en los últimos meses se observaba una recuperación. Esto quiere decir que en la comparación interanual los comercios venden menos pero ese rojo se iba reduciendo mes a mes a un ritmo de 1,1% en los últimos 8 meses, pero en febrero esa recuperación bajó su ritmo a 0,5%.
Por otro lado, pero en consonancia con lo comentado anteriormente, el referente de las cadenas regionales de supermercados comentó a este medio que febrero fue parecido a enero “con un 6,5% de pérdida de unidades vendidas” respecto al mismo mes del año pasado. “Quiere decir que, si bien no hemos salido de la contracción que hay en el consumo, que es reinante, no hemos recuperado, pero no sigue cayendo”, explicó a La Nueva Mañana Víctor Palpacelli, presidente de la empresa Almacor, quien destacó también que además de la carne, algunos derivados lácteos incrementaron en las góndolas de los supermercados más que la media.
Las subas de la carne incidieron los precios de febrero
Asimismo, Miguel Schiariti, titular de la cámara de la industria de la carne, comentó a LNM que los aumentos recientes “no fueron nada espectacular” habida cuenta de que el precio del vacuno viene de un año en donde creció por debajo de la inflación. Hoy la oferta de la carne se redujo, “hay unos 820 mil terneros que tendrían que estar en los corrales saliendo para la faena y no están saliendo, consecuencia de las lluvias. Esto generó el aumento del precio”.
Lo que le está poniendo un límite al precio de la carne, sostiene Schiariti, es la merma del consumo, porque a pesar de que hay muy poca oferta de animales terminados los precios no saltan violentamente. En consecuencia, en el sector esperan que marzo cierre con aumentos en el precio del mostrador algo por debajo de los observados recientemente.
Los condicionantes de la inflación de marzo
De lo anterior se desprende que consecuencia de las lluvias en el interior bonaerense es de esperar una ralentización del engorde de los animales que afectará la oferta. También de ocurrir un incremento de la demanda tendrá en lo inmediato un efecto directo sobre el precio de un bien que viene con rezago respecto a la inflación. Dejando de lado la carne, es de esperar también que los temporales en las zonas productoras de alimentos repercutan en los precios de los productos estacionales que mide Indec.
Por tanto, con una tendencia al alza de la inflación núcleo, la continuidad de la suba de la carne y con los estacionales presionando al alza (principalmente vegetales), todo indica que las subas de marzo continuarán en línea con los incrementos de febrero.
Fuente: La Nueva Mañana