En su columna «Saber De Sabores», Hernán Allasia celebra el Día del Confitero este 14 de octubre, rindiendo homenaje a los maestros que transforman ingredientes básicos en auténticas obras de arte dulce.
La historia de la confitería argentina se remonta a la ola inmigratoria europea entre 1850 y 1890, cuando italianos, franceses y españoles fundaron las primeras panaderías-confiterías que fusionaron técnicas tradicionales de sus países de origen.
El oficio se profesionalizó significativamente con la creación de la Unión de Trabajadores Pasteleros, Confiteros, Heladeros, Pizzeros y Alfajoreros en 1946, que estableció escuelas de capacitación a partir de 1950 para formar nuevas generaciones de artesanos.
Allasia destaca el actual resurgimiento de lo artesanal frente a la producción industrial, subrayando la importancia de valorar el trabajo manual, el entorno local y el sabor único de productos tradicionales como alfajores y masas finas. Esta revalorización representa un reconocimiento a la pasión y dedicación de quienes continúan transformando la herencia cultural en dulces que endulzan el paladar y preservan la historia.