La familia de Milagros Micaela Basto se constituyó como querellante en la cuasa que investiga el crimen de la joven de 22 años cuyo cuerpo fue encontrado en un ropero del departamento de Horacio Grasso, el expolicía condenado en 2007 por el crimen de Facundo Novillo -un niño de seis años- y por lo cual cumplía prisión domiciliaria.
Milagros estaba desaparecida desde agosto de 2024 y su caso se había visibilizado en marchas y pedidos de aparición con vida encabezados por sus allegados.
En diálogo con El Show del Lagarto, el abogado Carlos Nayi, representante de la familia, criticó el accionar judicial previo: “Si se hubieran tomado en cuenta las 190 señales de alerta, hoy esta familia no tendría que pedir ser querellante”, indicó y agregó que hubo denuncias contra el comportamiento de Grasso desde 2022 y no se adoptaron medidas.
Entre lágrimas, Mauricia, la madre adoptiva de Milagros, relató: “A sus tres meses de vida nos hicimos cargo de ella con mi marido”. Contó además, que la última vez que la vieron fue en junio de 2024 y aseguró que su único deseo es tener justicia para su hija: “No se merecía morir así”.
Su tía Karina también pidió respeto hacia la memoria de la joven: “Ni ella ni nadie merecía la muerte que tuvo. Pedimos que paguen todos los que tienen que pagar”.
La mujer contó que «desde el principio fue muy difícil» y que se enteraron del crimen cuando los llamaron desde la fiscalía para hacer el ADN. «Solo queremos justicia por Milagros, si no por todas las mujeres que pasaron por cosas así”, sostuvo repasando el proceso que atravesaron hasta saber que el cuerpo era de la joven.
Su prima recordó cómo intentaban buscarla durante el tiempo que estuvo desaparecida: “Ella siempre hacía publicaciones con su ubicación», contó y denunci que nunca recibieron apoyo de la Justicia para encontrarla porque el contexto de consumos problemáticos que tenía Milagros.
En esa línea, pidió que no se haga hincapié en los problemas que tenía Milagros sino «en lo que realmente importa», que es la situación de Horacio Grasso, quien durante la domiciliaria acumuló 255 reportes por violar la tobillera electrónica.
Mientras la causa avanza bajo la fiscalía de José Bringas, la familia insiste en mantener viva la memoria de Milagros y en que la investigación no se quede a mitad de camino. “Que caigan todos los que tengan que caer”, pidió su madre.
Fuente: La Nueva Mañana