Talleres sigue con vida y supo recuperarse ante los obstáculos anímicos luego de una semana agitada, y con ese contexto derrotó 3 a 2 a Atlético Tucumán, por la Copa de la Liga Profesional, y con un Michael Santos encendido.
Con un plantel alternativo o mejor dicho con variantes en pos de priorizar el duelo del miércoles ante Deportes Tolima de Colombia por la Copa Sudamericana, los jugadores mostraron capacidad de cambio y respuestas, logrando reponerse del fuerte dolor del cotejo internacional que tanto molestó en la semana.
Y eso que el «Decano» golpeó primero. Y bien psicológico el golpe porque en la jugada anterior Soñora falló un gol claro ante Luchetti. Ramiro Rodríguez aprovechó una delicia de Heredia y batió a Marcos Díaz sin piedad. Al albiazul ya le costaba asimilar el impacto de la derrota ante Emelec por la Copa Sudamericana y recibía una agresión que parecía letal. Pero no.
Hasta que apareció Michael Santos. Por triplicado. Como para tomarse revancha del gol fallado ante los ecuatorianos, apareció robando una pelota y definiendo en el empate; venciendo a Luchetti ante un pase de Retegui y después recobrando un rebote tras un remate de Navarro. Y los tres festejos, con los dedos en señal de taparse los oídos. ¿En respuesta a las críticas? El descuento de Ortiz aportó suspenso al final para decorar a puro suspenso la celebración albiazul.
Al final la propuesta del «cacique» tuvo sus réditos, incentivando a sus jugadores y mejorando el semblante a días del partido clave en Colombia por la copa. Y dejando a Talleres en zona de clasificación por el torneo local.