
En su reciente columna «Del Campo a la Ciudad», nuestro columnista Raúl Montalvo abordó el tema de la agricultura urbana, explorando sus diferentes formas y su creciente impacto en los entornos urbanos. En su intervención, destacó las huertas familiares como una de las opciones más accesibles y tradicionales, resaltó también la producción en macetas como una alternativa viable en espacios reducidos, pero también expuso otras alternativas innovadoras que están comenzando a estudiarse y a implementarse en distintas ciudades, muchas veces con carácter comunitario
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Entre las opciones mencionadas, Montalvo destacó las huertas comunitarias, donde vecinos se organizan para cultivar en conjunto, promoviendo el trabajo colaborativo y el acceso a alimentos frescos. Estas producciones pueden plantearse en sitios baldíos, espacios comunitarios como plazas, y hasta terrazas. También hizo referencia a los jardines y huertas verticales, una solución ideal para espacios reducidos que permite optimizar superficies y mejorar la calidad del aire en las ciudades. Muchos edificios públicos los han incorporado en todo el mundo.

Asimismo, subrayó que la elección de la mejor forma de cultivo depende de las características y realidades de cada lugar. Factores como el clima, el acceso al agua, el tipo de suelo y la disponibilidad de espacio influyen en qué métodos de agricultura urbana pueden ser más efectivos en cada contexto. Por ello, no todas las alternativas serán igualmente viables en distintas regiones.

El ingeniero también planteó la diferencia con la agricultura periurbana, que es la práctica más habitual en el país. Supone la existencia de los conocidos como «cinturones verdes», que son áreas de explotación para la producción de verduras, hortalizas y frutos en las inmediaciones del trazado urbano de los grandes conglomerados.
La agricultura urbana se presenta como una respuesta sostenible ante la creciente necesidad de producción local de alimentos, promoviendo una mayor autosuficiencia y conciencia ambiental en las ciudades. La invitación queda abierta para seguir explorando y adoptando estas prácticas en beneficio de las comunidades.