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Al Hilal logró la hazaña y eliminó a Manchester City del Mundial de Clubes

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¡Viva el fútbol! En mayúsculas, con letras de molde. Un festín, que demuestra que el juego que es el rey en el mundo mantiene su supremacía con espectáculos de este tipo. Al-Hilal superó por 4 a 3 a Manchester City, en el mejor partido del Mundial de Clubes y avanzó a los cuartos de final, etapa en la que se enfrentará a Fluminense, que un rato antes había logrado otro cimbronazo mundial al dejar en el camino al Inter de Lautaro Martínez. Afuera el equipo de Pep Guardiola, que había ganado todos los partidos con algunos pasajes del fútbol total.

Ganaba el City, lo dio vuelta Al-Hilal en 120 minutos de duelo electrizante, imprevisible. Así fue, golpe por golpe, hasta el final. Empezó mejor el gigante europeo, dominó a voluntad, chocó con Bono, el arquero marroquí. Hasta que el gigante asiático dio una clase mundial del contraataque. Juega bárbaro. Y está bien que haya alcanzado esta instancia.

Pasó de todo. Pep hizo entrar y luego sacó a Rodri, el Balón de Oro. Hasta sacó a Haaland, cuando nada estaba dicho. Y Al-Hilal le dio una lección al mundo. Con millones, con figuras. Con Simone Inzaghi, un DT de renombre, pero que venía de perder por goleada la final de la Champions League. Con extranjeros de jerarquía, todo eso es cierto. Pero sobre todas las cosas, es un equipazo. Así de contundente.

Al-Hilal, considerado el club más importante del fútbol asiático, accedió a esta instancia tras finalizar en el segundo lugar del Grupo H, por detrás de Real Madrid. El conjunto saudí, dirigido por Inzaghi, registró un empate 1-1 ante el equipo español, igualó 0-0 con Salzburgo y venció 2-0 a Pachuca. Al Hilal tiene solidez: recibió un gol en la primera etapa. Y fútbol del bueno.

El dominio inglés fue evidente. Haaland, Doku, Savinho, Gündoğan, Bernardo Silva, entre todos, la diferencia fue abismal desde el arranque, cuando a los 9 minutos, Silva abrió el marcador. La jugada fue revisada por el VAR, por una supuesta mano de Nouri en la construcción de la acción.

Es un buen equipo Al-Hilal, con un destacado entrenador y varios artistas de la pelota de diversos lugares del planeta, como Bono, de Marruecos, João Cancelo, de Portugal, Kalidou Koulibaly, de Senegal, y Renan Lodi, de Brasil, entre tantos otros. Se defiende bien, ataca con criterio y alcanzó la instancia de los cruces directos. Nada mal.

Por momentos, le robó la pelota al City (todo un mérito), le peleó la mitad de la cancha y le imprimió cierta energía a los metros finales. Las diferencias con el gigante británico fueron sustanciales, pero el conjunto árabe impuso su sello en varios tramos del espectáculo.

La posesión, el protagonismo y las mejores intervenciones eran del conjunto de Pep, que de todos modos no podía traslucir en el marcador esa diferencia exhibida en el campo. El juego de las diferencias era tan grande, que valía la pena echar un vistazo a los bancos de suplentes para tomar nota de la dimensión de jerarquía. Mientras Bono evitaba una nueva caída en el marcador del gigante asiático, la cámara enfocaba a Foden, Rodri y Aké, entre varios ilustres, como espectadores en función de espera.

El dominio europeo quedaba a mitad de camino. Por un lado, tenía el control casi total del espectáculo, pero por el otro, carecía de decisión en los metros finales. El City se desinflaba en el área rival. Doku era un buen ejemplo: arrancaba como para hacer el gol de su vida y se desinflaba casi inmediatamente.

Empezó el segundo tiempo con una sorpresa mayúscula. Manchester City no defendió con la fortaleza habitual y, entonces, el conjunto asiático aprovechó el descuido y empató. Marcos Leonardo, de cabeza, selló el 1-1.

Entonces, de algún modo, empezó “otro partido”. Porque Al-Hilal tomó impulso, atacó más y mejor y el City se sintió incómodo, impreciso, volátil. Con un par de corridas sensacionales, verdaderamente lo puso en apuros. A esa altura, el desarrollo era parejo y, el resultado, una moneda al aire.

En un contraataque demoledor, luego de un tiro libre a favor del City, Al-Hilal convirtió el segundo. ¡Lo dio vuelta en seis minutos! Malcom definió con una clase de jerarquía.

Rápido de reflejos, Pep movió la estantería. Entraron Rodri y Akanji y rápidamente, empató, con una arremetida de Haaland, luego de una pelota parada. Podía pasar cualquier cosa: hubo un penal para Al-Hilal, pero rápidamente anulado por un offside previo. Y todavía faltaba media hora…

El conjunto europeo avanzó con un entusiasmo mayúsculo, el elenco asiático hacía lo que podía, pero no era improvisación pura. Cuando encontraba un hueco, lanzaba el zarpazo. Era un partido de altísimo voltaje, con el resultado incierto hasta el final. Gianni Infantino, el presidente de FIFA, lo disfrutaba desde un cómodo palco.

Haaland pudo definirlo, pero el gol fue evitado en la línea. El City atacaba con todo, pero no podía quebrar a Bono, sensacional. Los 90 minutos terminaron con una airada protesta del DT catalán sobre el árbitro Jesús Valenzuela, de Venezuela.

Y empezó el alargue: podía pasar cualquier cosa, porque el City no estaba fino y el “humilde” adversario corría como flecha en cada contraataque. Pep sacó a Haaland, en una decisión que podía traer consecuencias: siempre se puede esperar algo más de un goleador.

Esa situación quedó en evidencia con el tercer grito de Al-Hilal, que desniveló el desarrollo con una pelota parada, un cabezazo de Koulibaly tras un tiro de esquina.

El entrenador catalán parecía estar un poco confundido: sacó a Rodri, al que había hecho ingresar 47 minutos antes, para que ingrese Foden. Evidentemente, no tenía la mejor noche el prestigioso conductor. Pero Foden… selló el 3-3, con una sutileza de salón, ante el cierre de dos defensores y con un toque de zurda para alejar la pelota de Bono.

Hasta que a 8 minutos del cierre, con otro contraataque eléctrico, estableció el cuarto gol, convertido por Marcos Leonardo, cómplice de un rechazo defectuoso de Ederson. Pep no lo podía creer, el City no lo podía creer. Nadie lo podía creer.

Resistió el elenco árabe. No pudo Manchester City. Y llegó el final. ¡Aplausos para Al-Hilal! Aplausos para el fútbol, que está más vivo que nunca.

Fuente: La Nación 


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