Ocurrió en barrio Banda Norte, en la costa norte del río Cuarto.
Según los vecinos, a las 5 de la madrugada se escucharon ruidos. La hija de González, que vive en el mismo terreno, llamó a la Policía. Temía que estuvieran tratando de robar el tubo de gas. Un patrullero recorrió la zona, sin detectar nada. Pero poco más de una hora después, él o los delincuentes volvieron y el robo tuvo un desenlace fatal.
Todo parece indicar que Bolatti salió de la casa a ver qué pasaba y se enfrentó al ladrón. Lucharon y recibió un tajo mortal de arma blanca.
Su pareja también habría intervenido en la cruento episodio, porque resultó con cortes en el hombro. La mujer permanece internada en el hospital San Antonio de Padua.
“Presumiblemente en un hecho de robo se ha producido el deceso de una persona de sexo masculino (…) Todo es materia de investigación. La lluvia es mucha cantidad y puede haber borrado algún rastro”, comentó el fiscal Daniel Miralles a Somos Noticias, tras salir del lugar del crimen a poco de ocurrido.
El o los autores del hecho habrían huido con un celular y una mochila de la casa. La Policía informó que, minutos después del robo recibieron otro llamado y, a 200 metros de la vivienda, un joven de 21 años fue detenido. Tenía sangre en sus zapatillas y una herida en el brazo.
El sospechoso vive en la costa del río. Había salido de la cárcel poco antes de Navidad.
¿QUÉ CUENTAN LOS VECINOS?
Tras el robo fatal, los vecinos reunidos espontáneamente, en la esquina de San Luis y Chile, no podían salir de su consternación.
Durante la mañana, la verdulería contigua a la casa donde ocurrió el asesinato fue el centro de todos los comentarios y reclamos. “A mí me robaron cinco veces en el local, tuve que poner todo rejas y no hacen nada. Tiene que pasar algo así para que vengan y hagan algo”, se quejó el verdulero, muy afectado.
La pareja de la víctima, Marta González también tiene una tradicional despensa, muy pequeña, que era de sus padres. Una vecina contó: “Marta hace unos 12 años que quedó viuda. Hace como tres años que está con este señor y se iban a ir de vacaciones. Justo ayer me pidió que le mirara un poco la casa porque hoy salían. Para mí, él justo estaba por sacar el auto y ahí lo agarraron y se le metieron. Lo habrán llevado adentro para robarle porque ahí es el desastre de sangre”.
Una joven acotó: “Allá atrás venden droga, yo vivo a la vuelta. Pusieron una cámara pero la rompieron y siempre se escuchan tiros”.
MIEDO EN EL BARRIO
A una cuadra y media del lugar del crimen, reina el hermetismo.
Los vecinos de la costa del río sólo hablan de manera anónima. Dicen tener “mucho miedo porque hay gente que es la que usa a estos chicos que roban, que hace negocios con ellos y nunca estuvo ni imputada ni detenida ni nada”. “No los toca nadie”, señalan.
Ninguno de los vecinos que reclama quiere decir su nombre ni que se publiquen sus rostros.
¿ÚLTIMO ESLABÓN?
Todos los testimonios dan cuenta de que la historia familiar del detenido, de sus hermanos y de sus tíos, está atravesada por la violencia, el delito y la droga.
“Los detenidos son hermanos de Alexis, el chico que mataron de un tiro en la cabeza en noviembre pasado, cuando intentó asaltar a una moto en la avenida Jaime Gil”, cuenta alguien. “Al que se llevaron hace apenas un mes que salió de la cárcel pero nunca había matado a nadie, fue papá hace poquito”, apunta otro.
“Varios de los tíos de estos chicos están presos; estuvieron en hechos graves. Hace 20 años, el crimen del florista, al que quemaron en un contenedor. Ellos se han criado entre allanamientos. Una primita perdió un ojo por una bala de goma policial. Cuando eran chicos varias veces pidieron que se los saquen a la madre, pero nadie hizo nada. Terminan muertos o presos”, testimonió una mujer una conocedora de ese sector de Río Cuarto.
“El detenido tuvo un problema con un vecino de 17 años el fin se semana. Capaz él lo acusó ahora. Pero todo es por drogas. Antes tenían código, con el crack se pierden. Y a los que hacen plata con estos chicos nadie les hace nada”, insisten otros que imploran, de nuevo, no ser identificadas.
Fuente: La Voz del Interior