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Cuentos de la meseta: La Catalana y El Teniente Varela…

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Escribe: Sergio Castro – Fuimos con mi amigo Serú, a visitar a Osvaldo Bayer en Buenos Aires… Lo llamé a Osvaldo y le dije que iba a ir a tocar a capital y quería verlo, para verlo y para que me hablara de La Catalana… con el privilegio absoluto que significaba para mí una respuesta positiva y asumido… llegamos al “TUGURIO” y ahí estaba “Don Osvaldo” recibiéndonos…

Era cerca del mediodía, a lo que Bayer nos dice “yo tengo que almorzar acá cerca, donde voy siempre… vamos a comer ahí…”

Una esquina, un “comedor estándar” … en pleno barrio, cerca de la calle Arcos… y un recibimiento del mozo a saludo cabeceado hacia Osvaldo, nos ubicaba en un momento único e irrepetible, aunque de mi parte luego… con el tiempo serían muchos almuerzos más compartidos… que serán para otro toro.

Ahora estamos acá, hablando y comiendo con Bayer, con don Osvaldo, sí… siempre con un vino tinto sin enfriar… y luego será como siempre  un panqueque con dulce de leche  al fuego como postre… el hecho de ser nosotros además de músicos… habitantes de Cutral Có… le agregaba a Bayer nuevos temas de conversación… tal vez para romper un poco la pasión por La Patagonia Rebelde… que era un tema siempre  motivo de charla larga cuando se hablaba con Bayer en esta tierra, o si queremos hablar con Bayer desde el  más allá…

La sonrisa socarrona que acompañaba su comentario…  “Y la gendarmería no pudo con los piqueteros… no? ¡¡ qué bárbaro… que pueblada…!… yo tengo una cerámica que dice CUTRAL CO 2 GENDARMERÍA 0… mientras tomaba su copa de vino y volvía a sonreír… El almuerzo duró algo parecido a una hora, tal vez un poco más… no mucho más. ¿Y regresamos caminando al TUGURIO… con la molestia interna de “estar ocupando ya demasiado tiempo” aceptamos una sentadita en un patio de luz rodeado de una pila con “un millón de diarios viejos que hacían las veces de pared” y entonces… tal cual le había dicho por teléfono, necesitaba que habláramos un ratito de la catalana… “quiero hacer una canción Osvaldo sobre este capítulo tuyo…” … te parece que la letra se base en EL NO DE LAS PUTAS?” (textual)… a lo que me responde … “si… si… me gusta… me gusta… es tal cual fue… así fue…”

Se levantó de su sillón de patio de invierno con base de almohadón… se internó hacia adentro, en un pasillo repleto de libros, tardó muy poco… y vino con el cerámico: GENDARMERIA 0  CUTRAL CO 2… otra vez la risa pequeña acompañando su gran trofeo…

Inmediatamente tomó su libro y nos leyó el capítulo LA DERROTA DE LOS VENCEDORES…y recuerdo que inmediatamente dijo… “…hay que ir a San Julián, antes que derrumben el prostíbulo y convertirlo en museo histórico…” “…yo ya hice allí la propuesta de declararlo monumento histórico… pero no me han dado pelota todavía…” indicó Osvaldo.

La charla se extendió, más de lo previsto, y en esas idas y venidas… le preguntamos por la familia del teniente Varela… a lo que nos respondió… que el último trato que tuvo fue con una hermana de Varela que le mostró las cartas que el militar le enviaba a su mamá… cuando estaba en Santa Cruz fusilando gente… en todas las cartas el encabezado era “Mi querida mamita…”  y me decía… “Ud. Cree que una persona que escribe así… puede ser un fusilador?…

Luego de una huelga de trabajadores, tuvo lugar la llamada “Patagonia Rebelde”, donde fueron fusilados cientos de obreros en Santa Cruz

 

“¿Donde está enterrado Varela, Osvaldo?” nos dijo con duda… que no estaba seguro si de Recoleta lo habían trasladado a Chacarita…

Finalmente “la vergüenza de robarle tanto tiempo” pudo conmigo y nos levantamos inmediatamente… lo saludamos… “con mucha veneración y respeto” y salimos de ahí, con la conmoción propia de semejante personalidad… a tal punto que esto no terminaría ahí.

Tomamos un taxi y nos fuimos a Recoleta a buscar la tumba del Teniente Coronel Varela… el fusilador de peones rurales…  llegamos al cementerio de Recoleta, imponente, y nos recibió un majestuoso mausoleo de Marcelo T. de Alvear… entre otros…

Teniente Coronel Hector Benigno Varela

Había mucha gente dando vueltas con algunos guías que llevaban turistas… y al acercarme a una de las guías que me pidió disculpas porque estaba ocupada… alcancé a preguntarle donde estaba la tumba del teniente Varela… me miró y con un gesto me dijo que no la ubicaba… ¿tal vez no ubicaba al personaje?… era muy joven…

En ese momento se levanta un señor… grande… algo encorvado… con una manta marrón que le rodeaba el cuello… que lo había visto sentado en una especie de fuente allí mismo cerca de la entrada… se acerca y nos dice…  “… muchachos… Uds. Buscan la tumba del Teniente Coronel Héctor Benigno Varela? (textual)…}

“…SI señor… estamos buscando esa tumba…”

Y se despacha: “…el teniente Varela fue asesinado por un anarquista de apellido Wilckens en el año 1923…”  y continúa con un relato histórico completo y biográfico, como dando una clase de historia magistral, a modo … para rematar diciendo…  “la tumba del teniente se encuentra en el cementerio de la Chacarita en el Panteón Militar que se halla en el cuarto piso subsuelo…”   (¡¡faaaaa!!) …

Lo que nunca supe… hasta que me lo dijeron… que ese señor es uno de los tantos guías informales de Recoleta… que se ganan unos pesos dando este tipo de información… yo recuerdo haberle dicho “Muchas Gracias… muy amable…” y me fui del lugar sin darle un mango…

… salidos de Recoleta… el rumbo nuevo era Chacarita… por lo tanto nos dispusimos inmediatamente… solo que aquí… ya íbamos con info… (gratis)…

Al llegar…preguntamos en la entrada y nos indicaron donde ir… tal cual la información (gratis)… allí estaba el Panteón Militar con “todo su esplendor…”

No dejaba de ser inquietante la idea de visitar la tumba de Varela… por lo tanto, tomamos un ascensor y bajamos… un viaje hacia abajo… rodeado de tumbas… al llegar nos indican un pasillo donde había “como una mesa de entrada con un empleado para consulta” … inmediatamente pensé en el empleo del tipo… que empleo!…

Nos atendió con preguntas de “cajón”:  que tumba buscan?… fecha de fallecimiento?… son deudos?…  mientras abría un libro grande… pesado… curiosamente con tapas duras de color negro…

… cuando le dijimos el año de fallecimiento (1923) … se sintió un poco complicado… ¿era militar no? Nos volvió a preguntar… Uds. ¿Son deudos…? Interrogó nuevamente… lo que nos obligó a contarle un poco la historia… sin perjuicio de presentarnos COMO HISTORIADORES… (¿) nos escuchó… sin emitir ningún juicio… y nos invitó a que recorriéramos el sector (nauseabundo) y “…busquen mientras tanto voy al archivo…”

Comenzamos el recorrido leyendo placas y buscando a nuestro personaje, hasta que escuchamos un llamado … “muchachos… vengan por acá…”

“… La tumba del Teniente Varela se encuentra en ese pasillo a la derecha debajo de todos… ese sector se llama “DE LOS HÉROES CAÍDOS POR LA PATRIA” … ¿cómo?… SI, su tumba está ubicada junto a militares que fueron condecorados de esa manera…”

¡¡AH!…!!

Llegamos a la tumba… efectivamente… se encontraba debajo de una fila… al ras del piso… solo una placa que decía su nombre y YA NO la placa que había visto Bayer de un homenaje de la Sociedad Británica…

Me quedé un rato mirando esa tumba… el olor era insoportable en el lugar… pensé un rato…y profanamos la tumba… sacándole algunas fotos… (que se me han perdido en el camino)

El ascensor nos volvió a subir a la superficie… el aire y la tarde “tardecita” cayendo “nos recordaban que aún estábamos vivos” …

Miré de nuevo el lugar… y finalmente nos fuimos convencidos… que todo… absolutamente todo lo contado por Bayer, fue cierto…


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